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miércoles, 28 de marzo de 2012

Juan

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Juan es un poeta de sensaciones, un pescador de palabras, sólo que pasen éstas al alcance de su antena... atenta: agarrar, pegar... agarrar, pegar... y, de vez en cuando, sólo de vez en cuando, una idea concreta, ¡qué placer entonces! en esos momentos uno siente la reconfortante compañía de la autenticidad; pero luego, vuelve a su manía, casi esquizoide, de la pesca literaria, allá en su isla recóndita, en los límites del autismo; capitán de su nao, tripulada por fantasmas, algunos, que únicamente él ve; Quijote sin causa...

Juan es un loco entre bambalinas, un soñador obstinado, sólidamente anclado a un fondo marino de pura realidad; sujeto, como si nada, a un sutil hilo de cometa.

De algún modo consigue hacer brotar flores en su ombligo, epicentro de ese paraíso, que extiende sus fronteras más allá, mucho más allá, de lo que la vista alcanza, en busca de aire puro, tal vez a la zaga de la luz que le fue negada a la primera simiente echada en esa tierra heredada ya en los años de la penuria; una semilla tosca, quizás caída por casualidad en una sórdida noche preñada de pasión acelerada, algo de alcohol y, tal vez, unha pizca de ternura, regada por millares de ínfimas gotitas de sudor, jadeos de cansancio antigo y placer prohibido; y pueda que algún asomo de orgasmo inconfesable, pueda que alguno.

Nos cuenta historias remotas, ecos que vienen del más allá, invisibles flores que consiguen enraizar en la vulgar cotidianidad de un foráneo campo de golf; y él, feliz, gesto impasible de sonrisa socarrona, medio sincero medio burlón, pilota airoso su máquina cortacésped, sonrisa aquí, saludo allá, a la conquista de su libertad, manteniendo a raya un verde manto de hierbas con pedigrí, jardín ajeno; telón de fondo de su caótico paraíso... amapolas en el lodo.

Pero, en medio de esa especie de aséptico jardín asexuado, se yergue, rosal incuestionable, la voz de un poeta.



Barcelona, 2004

3 comentarios:

Cecinape dijo...

Que bueno este Juan que consigue hacer brotar flores en su ombligo. Es lo bueno que tiene ser poeta, que aunque vaya detrás de una maquina cortacésped, consigue ver crecer amapolas en el lodo. Upa.

César del Caño dijo...

:)

César del Caño dijo...

Por cierto, Ceci, hablando de máquinas cortacésped, ¿viste la película "Una historia verdadera, de David Lynch? No tiene nada que ver con Juan, pero me he acordado ahora.